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Los fondos de cooperación internacional para salud cayeron en 2019 y covid-19 los condiciona


Bajaron un 6,5% interanual y España destinó solo un 2,39% de su ayuda oficial a este ámbito, seis veces menos que la media entre los donantes de la OCDE, según un nuevo informe realizado en 29 países.


En 2019, el conjunto de grandes donantes internacionales redujeron su Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) para el sector salud en un 6,5% respecto al año anterior, hasta los 22.518 millones de dólares. Luego llegó la pandemia de la covid-19. El nuevo coronavirus supondrá un aumento de la partida de AOD para salud en el corto plazo, pero las ONG Médicos del Mundo y medicusmundi alertan del riesgo que sea de forma pasajera y a costa de otras prioridades como el avance hacia la Cobertura Sanitaria Universal.



“Se está desembolsando mucho dinero en investigación y mecanismos para la distribución equitativa de vacunas como la COVAX, pero espero que esto no sea temporal, porque la salud es mucho más que una pandemia”, ha afirmado Carlos Mediano, presidente de medicusmundi Internacional, durante la presentación virtual del informe La salud en la cooperación al desarrollo y la acción humanitaria 2020, elaborado por ambas ONG y que desde 2002 viene analizando la AOD internacional, estatal y subestatal en los ámbitos de la salud y la acción humanitaria. El informe se centra en los 29 países del Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), cuyos miembros son los 34 Estados más ricos del mundo y representan más de la mitad del poder económico mundial.


Según el documento, la AOD total de los países del CAD en 2019 alcanzó los 152.780 millones de dólares, lo que supone un 1,4% más respecto al año anterior. Solo Dinamarca, Luxemburgo, Noruega, Reino Unido y Suecia, cumplieron con el objetivo de destinar el 0,7% de su renta nacional bruta a la cooperación internacional –un compromiso adquirido hace 50 años en el seno de las Naciones Unidas—. La Unión Europea (UE) y sus Estados miembros son, en su conjunto, el principal donante mundial.


En España, la ayuda al desarrollo aumentó en 177 millones de euros en 2019, alcanzando el 0,21% de la renta nacional bruta, frente al 0,3% de media en el conjunto de países del CAD. Asimismo, la Cooperación Española destinó algo más de 63 millones de euros al sector salud, un 2,39% del total de la ayuda al desarrollo frente al 12,91% de media en el CAD. “No es asumible tener este porcentaje de la AOD dedicado a sistemas de salud”, ha declarado Gabriel Ferrero, director general de Políticas de Desarrollo Sostenible del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, que se ha referido a los efectos de una década de recortes en Cooperación.


Un aspecto destacable fue el aumento de la cooperación descentralizada, que creció un 30% hasta los 20,5 millones de euros. El aumento de los fondos de entes locales se concentró en Canarias, Cataluña, Madrid y País Vasco.

Fallos y soluciones sistémicas


Para Mediano, hay que reforzar la salud pública, incluyendo la atención primaria, para abordar los determinantes económicos, sociales y ambientales de la salud, como cuestiones de género, calentamiento global, educación y poder adquisitivo. “El mayor problema que enfrenta la salud en el mundo es la inequidad [en el acceso a servicios de salud]”, ha afirmado en la víspera del Día Mundial para la Cobertura Sanitaria Universal, que se celebra cada 12 de diciembre.


La directora de Salud Pública y Medioambiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), María Neira, ha coincidido con Mediano y Ferrero en que la covid-19 no es un episodio aislado, sino el síntoma de diversas crisis que están estrechamente relacionadas y se refuerzan mutuamente: la del clima, la de la biodiversidad, y la de la salud humana. “Hay fallos sistémicos; sería muy pretencioso creer que el problema es un virus y que controlando la pandemia el problema queda resuelto; lo fundamental es entender qué nos llevó hasta aquí”, ha dicho en referencia a la desintegración de los ecosistemas naturales. Esto aumenta el contacto entre especies y la probabilidad de que un virus acabe saltando de animales a personas, como ha sido el caso del VIH, el Ébola, SARS, MERS y COVID-19, entre otros.


“Por esto, ya estamos trabajando en el triángulo vital entre salud humana, animal y de los ecosistemas a través del abordaje conjunto conocido como ‘Una Salud”, ha explicado. Como parte de esta apuesta, Neira ha llamado a recuperar la relación perdida con la naturaleza: “Si respetamos el Acuerdo del Clima del París también luchamos contra la contaminación del aire, la destrucción de ecosistemas y nuestro tejido social”. Otras recomendaciones para atajar los determinantes sociales y ambientales de la salud pasan por aumentar el acceso global a agua potable y saneamiento, así como invertir en energías limpias, sistemas de producción de alimentos más sostenibles y una planificación urbana más racional.


Donar fondos para el desarrollo es una forma de responder a las diversas crisis globales. Otra pasa por eliminar los subsidios perversos a cuestiones como los combustibles fósiles y las prácticas agrícolas y pesqueras insostenibles. Preguntado sobre cómo se plantea España esta cuestión como parte de su estrategia para aportar soluciones sistémicas a problemas sistémicos, Ferrero ha dicho que están estudiando cómo evolucionar de un enfoque centrado en políticas de AOD a otro que movilice todas las políticas públicas para un desarrollo global sostenible —tanto las que están presupuestariamente ligadas a Cooperación, como las que no. “La Ayuda al Desarrollo requiere desmantelar desincentivos a la salud global dentro y fuera de nuestras fronteras”, ha afirmado en alusión a los mencionados incentivos perversos.


Preocupación por la respuesta humanitaria


Por su parte, el vicepresidente de Médicos del Mundo, José Félix Hoyo, ha expresado su preocupación en materia de respuesta a crisis humanitarias. En la última década, el número de personas desplazadas se ha doblado hasta alcanzar los 70 millones. Sin embargo, “la respuesta de la comunidad internacional ha sido una reducción de 600 millones en los fondos destinados a la Acción Humanitaria Internacional (AHI) que se reportan a través del sistema de las Naciones Unidas, lo que hará que, de nuevo, se queden sin cubrir el 40% de las necesidades humanitarias”, señala el informe.


Hasta finales de octubre, el Plan Global de Respuesta Humanitaria COVID-19 lanzado por la ONU solo había recibido 3.390 millones de dólares, un 35,7% de los 9.490 millones solicitados, lo que equivale al de los fondos solicitados. “Es fundamental que la comunidad internacional asigne los fondos necesarios para cubrir el Plan Global de Respuesta Humanitaria COVID-19 y que estos fondos sean adicionales; la financiación no puede hacerse a expensas de los fondos ya previstos para otras crisis humanitarias”, ha alertado Hoyo.


Los ponentes han coincidido en la importancia del multilateralismo, la cobertura sanitaria universal, la inversión en investigación y cooperación y, sobre todo, en la noción de que toda la humanidad va en el mismo barco –sea cual sea la crisis que se mire. “La pandemia de la covid-19 muestra que el riesgo de una persona es el de todos”, ha dicho Hoyo. “Debemos aprender de esta crisis para mejorar la respuesta internacional”.


Nota escrita por GLÒRIA PALLARÈS para el El País.


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