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¿Cómo el Feminismo, la Innovación, y Cooperación Sur-Sur contribuyen a un desarrollo sostenible?


Nota sobre el tema:

1. Cómo el feminismo contribuye a un desarrollo sostenible.

2. La innovación en el desarrollo sostenible.

3. Cooperación Sur-Sur entre Bolivia y Argentina: El viaje de las truchas del lago Titicaca para enfrentar al cambio climático


1. Cómo el feminismo contribuye a un desarrollo sostenible



Jean Shinoda Bolen es psiquiatra de profesión, prolífera escritora e incansable defensora de los derechos de la mujer. Leí en uno de sus libros una frase que me llamó poderosamente la atención: “el mundo está enfermo y necesita de los cuidados de una madre”, aparentemente sencilla como todas las grandes reflexiones de mentes privilegiadas.



Con esta afirmación en la cabeza reviso uno a uno los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. Hablan de cosas importantes. Del bienestar de las personas, del cuidado de nuestro planeta, de cómo vivir, producir y consumir con el único objetivo de co-crear un mundo más sostenible; habitable diría yo.  Y veo claramente el sentido de la afirmación de Bolen.


Me parece maravillosa la metáfora de “los cuidados de una madre”. Entiendo que se refiere a esas cualidades que tradicionalmente hemos atribuido a la mujer: sensibilidad, empatía, generosidad… indispensables para alcanzar los retos que nos hemos fijado.


Este mundo dual en el que vivimos se empeña en clasificar entre hombres y mujeres. En atribuirles a cada uno de los dos grupos características que los diferencian, que los confrontan. Así, decimos que los hombres son lógicos, racionales, osados, analíticos o firmes en la toma de decisiones. Por el contrario, se afirma de la mujeres que son sensibles, intuitivas, empáticas, con capacidad para llegar al consenso o colaborar. Y me pregunto… ¿es que no hay hombres sensibles, generosos e intuitivos? ¿Y no hay mujeres analíticas, racionales y que toman decisiones sin vacilar?


He de confesar que conozco tanto a unos como a otras. Tiempo atrás construíamos iglesias y catedrales porque la vida de las personas giraba entorno a la religión. Hoy en día construimos fábricas y edificios de oficinas porque nuestra vida tiene como núcleo central el trabajo. Tanto es así que le dedicamos un tercio de nuestro tiempo de vigilia. De este modo, la forma en la que se comporten las organizaciones impacta tanto en la vida de las personas como en el conjunto de la sociedad.


La influencia de la empresa en la evolución de la sociedad es evidente como también lo es el impacto que lo femenino tiene en la rentabilidad de las compañías.


A título de ejemplo, Peterson Institute  y Ernst and Young realizaron un estudio entre 21.980 empresas de 91 países distintos. Concluyeron que cuando hay el 30% o más de mujeres en la alta dirección se traduce en un incremento de 1 punto porcentual en el margen neto de la compañía.


Pero si leemos detenidamente el informe, lo que realmente genera riqueza es que en la organización haya mayor flexibilidad, colaboración, consenso, empatía,… más de lo femenino, de lo que tradicionalmente hemos catalogado como características de la mujer. ¿Y por qué motivo generan mayor rentabilidad? Porque cuando hay más presencia de estos atributos incrementa el bienestar para las personas, hecho que permite que el talento se desarrolle. A más talento más creatividad. Con la creatividad aparece la innovación. La innovación conlleva mayor aportación de valor, que acaba redundando en generación de riqueza para la empresa.


Es preciso que las empresas tomen conciencia y asuman su responsabilidad en el desarrollo sostenible de la humanidad. Tienen a su alcance una herramienta tan sencilla como poderosa: crear las condiciones necesarias para que lo femenino pueda expresarse lográndose así un equilibrio rico y generativo, la base donde construir una nueva realidad.



2. La innovación en el desarrollo sostenible


La innovación debe prevalecer en la estrategia de negocios de todas las empresas que buscan tener un desarrollo sostenible. Para que esto ocurra es imprescindible contar con un liderazgo compartido y una colaboración activa de los grupos de interés en el proceso de innovación. Compartir lo aprendido durante las diferentes etapas del proceso de innovación permite una mayor apropiación colectiva de los resultados, involucrando a más personas y aumentando el impacto.



Compartir conocimientos también es compartir herramientas para mejores prácticas. Si la empresa está interesada en la innovación sostenible, una buena opción es adaptar lo que otros han hecho con objetivos o metas similares.


El primer paso de un buen diseño de la innovación empieza por conocer y entender las necesidades de los usuarios finales y, si es posible, integrarlos en diferentes etapas del proceso de desarrollo. Es importante distinguir los usuarios finales del resto de actores de la sociedad civil, con el objetivo de comprender su influencia y mejorar la transferencia de conocimiento local.


Con el uso de la tecnología, se puede maximizar el alcance y escala de los procesos, lo que permite a grupos de cualquier tamaño llegar a más personas (de manera más rentable). Al reducir los costos, las posibilidades de crecimiento en términos de uso e impacto aumentan considerablemente. Dado, también, que es cada vez más común compartir, aprovechar experiencias anteriores e involucrar a todo tipo de usuario, permitiendo así que un solo individuo logre lo mismo que un grupo grande. El tamaño no representa una limitación.


Las empresas que buscan desarrollar proyectos de innovación sostenible deben mirar más allá de su área de negocio principal, intercambiando información dentro de su propia red sobre proyectos específicos, incluso fuera de su ámbito normal de negocios. Un buen ejemplo de innovación podría ser la aplicación de una práctica existente a una cartera diferente de productos.


La innovación requiere una búsqueda incansable de la próxima gran idea, por lo que debemos crear las condiciones que favorezcan el descubrimiento constante de ideas y procesos novedosos. Para hacerlo, es esencial crear entornos en los que las personas intercambien ideas libremente.


Para crear un mundo sostenible necesitamos tener más imaginación e innovación, tanto en áreas específicas en silos verticales como en áreas en conexión horizontal de manera integrada.


Hoy en día, los consumidores eligen productos con una conciencia más aguda tomando en cuenta sus orígenes, la forma de creación, la energía utilizada, la mano de obra proporcionada, lo que da lugar a satisfacer las demandas de los consumidores con mayor responsabilidad social e innovación sostenible por lo que surgen empresas en las que se crean artículos con residuos sólidos, como el plástico, madera, basura, o vinilo.


Estos nuevos materiales y modelos de producción contribuyen a una economía circular basada en ciclos de producción-consumo-reutilización-reparación-reciclaje, apoyando nuevos modelos de producción y al mismo tiempo nuevos patrones de consumo donde un nuevo valor de calidad sostenible es el factor más importante para los consumidores logrando que la vida del producto y su uso efectivo se prolonguen.


La innovación sostenible se basa en la creación de productos éticos diseñados y producidos, utilizando el modelo de economía circular, utilizando los recursos sin olvidar la creatividad y la calidad, la innovación sostenible une el reciclaje y el estilo/moda para crear un impacto positivo en el planeta, no solo para el ahora, sino para el futuro.


Las empresas pueden continuar velando por su productividad y su beneficio utilizando una estrategia de innovación sostenible que incluya todos esos valores, siendo así un referente respecto a otras empresas competidoras.



3. Cooperación Sur-Sur: El viaje de las truchas del lago Titicaca para enfrentar al cambio climático



Los peces reproductores viajan por más de 150 kilómetros hasta Pongo. En el lugar se realiza la fecundación artificial que dará vida a una nueva generación de truchas que retornará al lago.



Hace 30 años la temperatura del agua en el lago Titicaca llegaba a un máximo de 16 grados centígrados; hoy pasa los 17 grados debido al cambio climático. Esto ha tenido  un impacto  en la reproducción de truchas en el Centro Piscícola de Tiquina y ha llevado a que  las truchas reproductoras hagan un singular viaje de más de 150 kilómetros. 


El destino de las truchas es Pongo, en donde desde 2017  se  fecunda   artificialmente  a la siguiente generación de truchas que hará el viaje de regreso para crecer  en el lago navegable  más alto del mundo.


“El incremento de la temperatura  está influenciando la producción. El 2017 de las ovas que hemos extraído acá (en el centro de Tiquina) se tuvo muy poca fecundidad, entonces hemos visto que era necesario trasladar a nuestros reproductores a Pongo, donde la temperatura del agua es óptima para la reproducción”, explica el responsable de la cuenca del altiplano del IPD-PACU, Rolando Irahola Frías.


Al igual que en Tiquina, la institución cuenta con un el Centro Piscícola en Pongo. En esta localidad el agua de los afluentes es de deshielo y su temperatura oscila entre ocho a 12 grados, lo que la convierte en un ambiente óptimo para una reproducción exitosa.


Un travesía de reproducción


Entre noviembre y diciembre del 2018 las truchas reproductoras del Centro de Tiquina, que tienen tres y cuatro años, fueron transportadas hasta Pongo.


El traslado se hace en recintos especiales. Durante el trayecto varios tanques de oxígeno permiten que el agua mantenga las características óptimas para la supervivencia de los especímenes.


Desde marzo se hará la fecundación artificial de las ovas en el laboratorio. De esta forma se obtendrán los alevinos (crías recién nacidas de peces).

De regreso al Titicaca


Cuando los alevinos pesen alrededor de tres gramos serán trasladados nuevamente al centro de Tiquina y pasarán por un periodo de adaptación a la temperatura del agua del lago.  


Retornarán al Titicaca, como el 2017,  porque  si bien la temperatura del lago navegable más alto del mundo no es  adecuada para la  reproducción, lo es para su desarrollo y crecimiento.  


“Los alevinos son muy delicados y requieren mucho cuidado, hay que protegerlos del sol y la radiación porque puede atacarles la enfermedad punto blanco  y hasta pueden quedar ciegos”, explica Florentino Mamani Mamani, que trabaja en el centro hace 23 años y, como  todo el equipo, se capacitó con la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA).   


El 2018 se alcanzó una producción de alrededor de 630 mil alevinos, según indica Irahola. La mitad se comercializó en las comunidades circundantes del lago Titicaca, a las iniciativas que trabajan en lagunas de altura en Potosí y Sucre, así como a la Gobernación de La Paz.


El resto se desarrollan   para convertirse en carne de pescado.  Cuando las truchas  llegan a pesar 300 gramos, después de diez a 11 meses, se disponen para la venta.


Dependiendo de la época del año, los compradores de truchas vivas son los comunarios de las  islas flotantes de Copacabana y Pongo, además de las comunidades circundantes al lago. 

Del mismo modo  se destina la carne de pescado  al subsidio de lactancia. Como la producción es escalonada, el Centro Piscícola   de Tiquina es capaz de abastecer el mercado   casi todo el año.


80 toneladas para el 2019


Durante la gestión 2017 el centro obtuvo 18 toneladas de carne de pescado, el 2018 fueron  35. La meta es llegar a las 100 toneladas para el 2020, según información IPD-PACU.    


Para lograr esta cantidad  se implementará un centro de reproducción en la localidad de Peñas.


En este momento, el Centro de Tiquina  tiene una cantidad de  truchas que representan  seis toneladas listas para la venta.


La razón por la que no las han vendido  es por la competencia desleal. Según Irahola, la trucha que come la mayoría de los bolivianos es peruana; estima que diariamente llegan a El Alto entre 12 a 15 toneladas desde Desaguadero, por lo que se necesita  un mayor control fronterizo.


No obstante,  destaca que  su consumo se está incrementando paulatinamente. En Bolivia cada persona consume dos kilogramos de pescado por año, cuando lo ideal es que se consuma  unos 12 kilogramos, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).  


Para este año, el Centro Piscícola de Tiquina cuenta con 248 mil truchas  que representarán 80 toneladas de carne de pescado  destinadas a la venta. El costo del kilogramo de trucha es de  30 bolivianos (entera), 38 (sin vísceras) y  70 bolivianos (filete).

Para  Irahola, la reproducción de la trucha está utilizando   conocimientos y tecnologías  capaces de incrementar la producción de carne de pescado, pero sobre todo muestra  la capacidad de adaptación a los efectos del cambio climático.


 30 años del Centro Piscícola de Tiquina

El Centro Piscícola de Tiquina se inauguró en 1988. Su construcción y equipamiento estuvieron a cargo de la Agencia de Cooperación Japonesa (JICA), que firmó un acuerdo de Cooperación Financiera no Reembolsable dos años antes.  


Entre 1991 y 1998   implementó un proyecto de cooperación técnica denominado Centro de Desarrollo Piscícola de Enseñanza Técnica en Tiquina y Pongo, se capacitó a casi todo el personal que hoy continúa trabajando en la ambos lugares.


En 2015, el IPD-PACU reactivó el Centro Piscícola y ejecutó la cooperación Sur-Sur con Argentina en la promoción del cultivo del pejerrey.    


“Actualmente, buscamos fortalecer  la promoción piscícola a través de la coordinación de actores claves para aprender de los conocimientos y experiencias de otros países en la región, como la Cooperación Sur-Sur, y la inclusión del sector gastrónomo”, señala la oficial de Programa de Temas de Desarrollo Rural y Riego de JICA, Emma Saavedra. 


Para marzo próximo se tiene planificada la realización de una feria gastronómica de la trucha. 


La contaminación del lago y el análisis del agua 


La mayoría de las poblaciones que están alrededor del lago Titicaca no cuentan con plantas de tratamiento de aguas residuales. Gran parte de esos desperdicios, junto a los   residuos sólidos y los desechos de la explotación minera, llegan a sus aguas, siendo  un problema binacional que comparten Perú y Bolivia.


Mientras que las aguas residuales llegan desde El Alto al lago Titicaca, en Puno, del lado peruano, la contaminación  es un problema de salud pública. Ambos países llevan décadas expresando sus intenciones y acordando acciones para implementar  mecanismos que ayuden a su conservación y recuperación. 


En la práctica poco se ha avanzado, pese  que existe un plan maestro de gestión integral de residuos sólidos, según ha informado el Ministerio de Medioambiente. 


Sobre el tema, el responsable de la cuenca del altiplano del IPD-PACU, Rolando Irahola Frías, señala que en el Centro Piscícola de Tiquina se realizan constantes evaluaciones del PH del agua, que incluyen pruebas de nitrógeno, amoniaco, entre otros, y que los resultados están dentro de los parámetros normales.


“Aquí, además del control periódico, vivimos rodeados de totora y otras plantas que son filtros naturales, este es un sistema   que también protegemos”, explica Irahola.


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